miércoles, 21 de octubre de 2015

Un poema de Ángel González

Este año se está haciendo notar el otoño, así que… qué mejor momento para daros a conocer este  bellísimo poema de Ángel González:

El otoño cruzaba
las colinas de débiles
temblores. Cada
hoja caída
estremecía toda una montaña
Leve rumor de luces y de brisas
rodaba por el valle, se acercaba.
Los pájaros dejaban bruscamente
temblorosas las ramas
cayéndose hacia el cielo, arrebatados

por una fuerza extraña.
Las carnosas ortigas
se apretaban
como un rebaño 
inquieto. Levantaban del agua
su cabeza, los juncos.
Las verdinegras zarzas
se crecían.
Imperceptibles, más delgadas
por la tensa postura de su espera,
las hierbas, anhelantes…
Tú llegabas,
y una amarilla paz de hojas caídas
reponía el silencio a tus espaldas.

En él, el poeta nos presenta una estampa otoñal protagonizada por una serie de agentes naturales en continua actividad (“débiles temblores”, “temblorosas ramas”). Sólo la llegada de ¿una mujer? es capaz de devolver la calma. Quizás, Ángel González pretende hacernos ver, mediante esta magistral composición, que sólo el amor nos salvará del paso del tiempo, el tiempo que todo lo transforma…

En mi opinión, es difícil que el poeta y ensayista ovetense, Ángel González, nos deje indiferente. De obligada lectura son “Porvenir” o “Mientras tú existas". Tampoco puedo dejar de mencionar "Me basta así", uno de sus poemas más laureados, tal vez, por ese broche final que cierra sus versos (“Oigo constelaciones: existes. Creo en ti. Eres. Me basta”).


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