Este año se está haciendo notar el otoño,
así que… qué mejor momento para daros a conocer este bellísimo poema de
Ángel González:
El
otoño cruzaba
las
colinas de débiles
temblores.
Cada
hoja
caída
estremecía
toda una montaña
Leve
rumor de luces y de brisas
rodaba
por el valle, se acercaba.
Los
pájaros dejaban bruscamente
temblorosas
las ramas
cayéndose
hacia el cielo, arrebatados
por
una fuerza extraña.
Las
carnosas ortigas
se
apretaban
como
un rebaño
inquieto.
Levantaban del agua
su
cabeza, los juncos.
Las
verdinegras zarzas
se
crecían.
Imperceptibles,
más delgadas
por la
tensa postura de su espera,
las
hierbas, anhelantes…
Tú
llegabas,
y una
amarilla paz de hojas caídas
reponía
el silencio a tus espaldas.
En él, el poeta nos presenta una estampa
otoñal protagonizada por una serie de agentes naturales en continua actividad
(“débiles temblores”, “temblorosas ramas”). Sólo la llegada de ¿una mujer? es
capaz de devolver la calma. Quizás, Ángel González pretende hacernos ver, mediante
esta magistral composición, que sólo el amor nos salvará del paso del tiempo,
el tiempo que todo lo transforma…
En mi opinión, es difícil que el poeta y
ensayista ovetense, Ángel González, nos deje indiferente. De obligada
lectura son “Porvenir”
o “Mientras tú existas". Tampoco puedo dejar de mencionar "Me basta así", uno de sus poemas más
laureados, tal vez, por ese broche final que cierra sus versos
(“Oigo constelaciones: existes. Creo en ti. Eres. Me
basta”).
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