Breathless
Abrí
los ojos y miré de lado a lado sacudiendo la cabeza. Notaba un
fuerte dolor en la cabeza, como si me estuvieran presionando con
muchísima fuerza. Estaba un poco aturdido y me di cuenta de que me
encontraba en una habitación de hospital, así que me levanté de la
cama y de un tirón arranqué todas las agujas que me suministraban
los sueros. Mi brazo empezó a sangrar y yo no tenía apenas fuerzas,
por lo que me tuve que apoyar en una de las sillas que había en la
habitación para poder abrir la puerta y salir de aquellas paredes
claustrofóbicas. No recordaba cómo ni por qué había llegado allí.
Al
salir me vio una enfermera, que rápidamente vino hacia mí y me hizo
retroceder hasta mi cama. A ella se le sumaron dos médicos más que
intentaron volverme a colocar los sueros y una vez puestos en su
sitio empezaron a preguntar.
-¿Recuerdas
quién eres? – me dijo el médico más alto. Este iba apuntando
cosas en una pequeña libreta y me miraba fijamente tras los
cristales de sus grandes gafas.
-¡Claro
que sé quién soy! ¿A caso hay alguien que no sepa quién soy? –Le
contesté con ira- ¡Soy Danny Gray, vocalista de Escape
the Fate!
-
Todos le conocemos Sr. Gray, esto es solo un cuestionario rutinario,
nada más.
El
médico continuó con el interrogatorio y yo respondía a las
preguntas intentando hacer memoria, aunque lo que yo tenía eran más
que simples lagunas mentales. Poco a poco empecé a recordar con
mucha más claridad y los recuerdos me venían en oleadas a la
cabeza…
-
Recuerdo que quedaban pocas horas para el concierto que íbamos a dar
en la ciudad y Blake y yo queríamos salir antes de tener que ir a
prepararnos así que convencimos al resto del grupo para ir a un
local cercano –Empecé diciéndole al médico. Al entrar todo
estaba llenísimo y fuimos directamente a la barra para pedir algo.
Un
empujón me sacó de mis pensamientos y de pura rabia, mis dedos
apretaron con tanta fuerza el vaso que acababa de coger, que lo
rompieron haciendo que los cristales me cortaran en la mano –Continué
explicándole. La sangre empezó a mancharlo todo, me giré y le
pegué un puñetazo al que me había empujado así que Blake decidió
separarme. Un puño cerrado impactó en mi labio y Blake, que no se
pudo contener, se unió a la pelea.
Nos
echaron del bar y magullados, empecemos a andar por la calle. Le dije
a Blake que nos fuéramos para el hotel, dentro de poco teníamos que
estar preparándonos para el concierto. Este asintió y nos fuimos
andando. Mientras andábamos sentí que algo me golpeaba en la cabeza
y perdí el conocimiento.
-¿Recuerda
quién le golpeó? –me preguntó el médico.
-Claro
que no, vino por la espalda y me golpeó, además caí incosciente.
Pregúntale a Blake, el tiene que haberlo visto.
-Ya
le preguntemos –me respondió el doctor. Dice que no vio nada.
-De
todas formas, doctor, no hay que ser muy inteligente para saber quien
lo hizo, seguramente fue el del bar.
Así
acabé de redactarle al doctor lo que había ocurrido y este se
guardó las gafas y se marchó con su libreta en la mano después de
haberlo apuntado todo, dejándome solo en mi habitación.
Lo
que no le había contado al médico era que solo me apetecía ir de
fiesta y beber ya que la gira que había comenzado hace un mes me
había hecho dejar a una de las personas a las que más quería. Yo
mismo sentía que estaba perdiendo la cabeza, la fama me corrompía
en ese momento y mi egocentrismo había conseguido que dejara atrás
a todas las personas menos a los de la banda. Ella no me lo
perdonaría nunca. Eso mismo me dijo tras lanzarme a la cabeza casi
toda la vajilla. Después de todo lo que le había prometido, me
había comportado como un imbécil inmaduro. Me había convertido en
la clase de persona que yo criticaba, me había convertido en un
egoísta que solo buscaba la fama, el dinero, y salir en las portadas
de las revistas de música sin importar el precio de ello ni a quién
se tuviera que llevar por delante.
Al
día siguiente me dieron el alta y el médico me prohibió el alcohol
hasta que acabase de tomarme los medicamentos.
Aplacemos
los demás conciertos de la gira, ya que gracias al incidente,
nuestros fans se habían quedado sin concierto y nosotros lo
queríamos dar así que por la noche lo dimos y todo salió perfecto.
Para celebrarlo, Blake y los demás del grupo salieron y yo no quería
quedarme amargado en el hotel así que salí con ellos a pesar de las
advertencias del médico. Fuimos al mismo local de la última noche y
no nos dejaron pasar por lo que tuvimos que buscarnos otro.
Encontramos uno que parecía estar muy bien y dentro había mucha
gente. La música y el ruido me retumbaban en la cabeza pero a mí me
daba igual porque yo había ido allí a pasármelo bien.
Bajemos
los escalones de la entrada y en una de las mesas que estaban cerca
de la barra vi a una mujer que captó toda mi atención. Se parecía
mucho a la mujer que mi orgullo había abandonado y por eso miré
para otro lado e intenté ignorarla.
Le
hice poco caso al médico, un concierto como el que habíamos acabado
de dar se merecía su celebración. Mientras hablaba del concierto
con Jason, el bajista, la mujer a la que había intentado ignorar se
acercó con media sonrisa en la cara. Yo miré a Jason y ella me
susurró al oído:
-¿Ya
no me recuerdas? –Dijo con sarcasmo.
No
dije nada. Mejor dicho, no pude decir nada. No entendía por qué
había viajado hasta allí, ni cómo me había encontrado en aquel
bar. Mi corazón se puso a latir muy deprisa, de rabia, yo no sabía
el por qué de esa rabia. Ni Jason que miraba hacia otro lado ni yo,
demasiado enfadado, vimos como esta mujer deslizaba la mano y metía
una pastilla en el que era mi quinto vaso de whiskey a la vez que me
cogía del cuello de la camiseta y me llevaba hasta la planta de
arriba. Yo con una mezcla entre nerviosismo y enfado cogí el vaso y
me lo bebí de un trago.
Una
vez arriba, rodeó mi cuello con sus brazos, me miró a los ojos y me
dijo:
-Te
lo has ganado –Me dijo con una sonrisa burlona mientras me empujaba
contra un sillón.
Se
fue. Yo intenté levantarme para ir detrás de ella pero noté una
punzada en el pecho. No podía respirar.
-¡Danny!
– Escuchaba a Jason llamándome a lo lejos pero no lo veía
Al
encontrarme llamó a una ambulancia, que llegó rápidamente entre
sus gritos de desesperación, que veía como se cerraban ante él las
puertas de la ambulancia conmigo dentro.
Siempre
había pensado que acabaría de esa forma, de la misma forma que
había vivido.
Javier Bolaños Moreno. 4º A. Tercer premio de la modalidad de narrativa.
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